Aspergillus y
aspergilosis
Denominamos
aspergilosis a los distintos síndromes clínicos producidos por Aspergillus.
El género Aspergillus fue descrito por primera vez en 1729 por P. A.
Micheli, quien comprobó que la cabeza conidial de este hongo se parecía a
un "aspergillum"(instrumento utilizado para dispersar agua bendita). Aspergillus
es un hongo filamentoso hialino ubicuo, productor de enfermedades de
distribución universal que ocasionalmente pueden aparecer en forma de brotes
hospitalarios tras obras de remodelación.
CARACTERÍSTICAS
MICROBIOLÓGICAS
Se conocen unas 900
especies de Aspergillus, que Rapper y Fennell clasifican en 18 grupos,
de los que sólo 12 se relacionan con enfermedad humana: Aspergillus
fumigatus (85%), A. flavus (5-10%), A. niger (2-3%), A. terreus (2-3%),
A. versicolor, A.nidulans, A. glaucus, A. clavatus, A. cervinus, A. candidus,
A. flavipes y A. ustus. Esta clasificación se basa en las siguientes características
morfológicas del hongo: tamaño y forma de las cabezas conidiales, morfología de
los conidióforos, fiálides y métulas, y en la presencia de células de Hülle y
de esclerocios. En la siguiente figura se muestran las principales estructuras
morfológicas del género Aspergillus.
PATOGENIA
Aspergillus es un ejemplo de lo
que denominamos "patógeno oportunista", es decir, que suele afectar a
pacientes con mecanismos de defensa comprometidos. Entre los factores de
patogenicidad de este hongo se encuentran:El pequeño tamaño de sus conidias que
permite que sean aspiradas y que pueda causar infección en el pulmón y en los senos
paranasales.
Su capacidad de
crecer a 37ºC, lo que le hace idóneo para afectar al humano.Su capacidad de
adherencia a superficies epiteliales y posiblemente endoteliales y su gran
tendencia a invadir los vasossanguíneos.La producción de un gran número de
productos extracelulares tóxicos para las células de los mamíferos
(elastasa,restrictocina, fumigatoxina, etc.).
MANIFESTACIONES
CLÍNICAS
La clasificación de
las principales formas clínicas producidas por Aspergillus spp. Es
esencial reconocer que Aspergillus puede ser un colonizador, causar
enfermedad alérgica, infección local o ser responsable de cuadros invasivos de
gran gravedad. Es labor del microbiólogo obtener la información clínica
necesaria para poder diferenciar estas situaciones. Exponemos brevemente
algunos ejemplos de las diversas infecciones causadas por este microorganismo.
Onicomicosis: No es demasiado
frecuente. Ciertas especies como A. fumigatus y A. versicolor pueden
afectar a uñas distróficas, dando lugar a hiperqueratosis y a un cambio en la
coloración de las mismas.
Otomicosis: Producidas
principalmente por A. niger y A. fumigatus. Puede aparecer prurito local
y vertigo, con eliminación de cerumen rico en masas de micelio. Ciertas condiciones
como el eczema y la seborrea favorecen la colonización por Aspergillus.
Sinusitis alérgica: Los senos paranasales
están ocupados por moco rico en eosinófilos, cristales de Charcott-Leyden e
hifas.
Aspergilosis
broncopulmonar alérgica: Suele deberse a la inhalación de conidias e hifas de Aspergillus.
El paciente presenta eosinofilia, infiltrados pulmonares hemorrágicos,
bronquiectasias centrales y una prueba cutánea positiva para Aspergillus.
Las IgE totales y las IgG anti-Aspergillus en suero están elevadas. En
casos crónicos puede aparecer fibrosis pulmonar con pérdida gradual de la
función pulmonar. En ocasiones, cuando se entra en contacto con grandes
cantidades de alergeno (trabajadores de molinos de grano, de silos, etc.),
puede producirse una alveolitis alérgica extrínseca por Aspergillus. Los
síntomas aparecen varias horas después de la exposición y consisten en tos
seca, disnea y, en ocasiones, fiebre.
Aspergilomas: Producidos por
colonización de cavidades previas (tuberculosis, sarcoidosis, histoplasmosis o
bronquiectasias) por Aspergillus. Pueden ser asintomáticos o cursar con
hemoptisis, sobreinfección bacteriana o invasión tisular. El diagnóstico es
fundamentalmente radiológico, a partir de la visualización de cavidades con una
masa opaca rodeada de aire que se mueve cuando el paciente cambia de postura.
Las imágenes se observan mucho mejor con tomografía computarizada o resonancia
magnética que con radiología simple. El diagnóstico radiológico siempre ha de
acompañarse de la presencia de niveles altos de IgG frente a Aspergillus y
la presencia, generalmente intermitente, de tinciones y cultivos con Aspergillus
de las secreciones respiratorias. En ocasiones los aspergilomas pueden
localizarse en los senos maxilares dando lugar a cefalea, rinorrea y secreción
postnasal.
Aspergilosis pulmonar
invasiva:
En los últimos años la incidencia de aspergilomas ha disminuido, mientras que
la aspergilosis pulmonar invasiva (API) ha ido en aumento. En pacientes con
leucemia, la incidencia de API oscila entre el 5-24%, y en trasplantados de
órgano sólido entre el 1 y el 10%. Los factores de riesgo más importantes son
la neutropenia (<500 y, sobre todo, <100 células/106/l), la neutropenia
prolongada, el tratamiento con esteroides, la enfermedad del injerto contra
huésped en los trasplantes de médula ósea, el rechazo agudo y la enfermedad por
CMV en los trasplantados de órgano sólido y el SIDA avanzado. Las
manifestaciones clínicas suelen comenzar con la aparición de fiebre, seguida a
los pocos días de síntomas respiratorios como dolor torácico, tos, taquipnea o
hemoptisis. Los infiltrados radiológicos se detectan mejor por tomografía
computarizada y pueden ser variados (nódulos, cavitación,lesiones triangulares
con base pleural, etc.). La infección puede diseminarse por vía hematógena o
extenderse a estructuras contiguas, como los grandes vasos, produciendo
hemorragias en ocasiones fatales. La detección de anticuerpos frente a Aspergillus
no tiene utilidad en el diagnóstico de la API. La mortalidad es muy
elevada.
Aspergilosis pulmonar
necrosante crónica: Suele
afectar a ancianos con enfermedades pulmonares previas. Tiene un curso lento
(meses o años), con aparición de infiltrados en los lóbulos superiores,
fibrosis y cavitaciones. El paciente desarrolla anticuerpos frente a Aspergillus
detectables en el laboratorio. Aunque no suele haber complicaciones, pueden
producirse neumotórax, aspergilomas o, incluso, aspergilosis pulmonar invasiva.
Sinusitis: La rinosinusitis
aguda afecta, sobre todo, a pacientes muy inmunodeprimidos, mientras que la
crónica puede aparecer en pacientes inmunocompetentes. En el primer caso no es
rara la extensión a los tejidos contiguos imitando la mucormicosis
rinoorbitaria o incluso la afectación del SNC por extensión local o por vía
hematógena, con producción de infartos cerebrales, meningitis o abscesos
intracraneales.Otras manifestaciones sistémicas de Aspergillus incluyen
la endocarditis, aneurismas micóticos, infección de prótesis vasculares,
osteomielitis, endoftalmitis y afectación de órganos como el cerebro, estómago,
hígado, bazo y riñones.Hasta el 30% de las aspergilosis invasivas son
diseminada.
DIAGNÓSTICOHemos comentado previamente los criterios diagnósticos
de las principales aspergilosis superficiales, por lo que nos centraremos ahora
en las invasoras. Aunque los datos clínicos y radiológicos son de gran ayuda,
como hemos visto, el diagnóstico de aspergilosis invasora debe ser establecido
mediante la combinación de datos histológicos (visualización de hifas
compatibles con las de Aspergillus) y microbiológicos (visualización de
hifas en el examen en fresco y aislamiento de Aspergillus en cultivo),
dado que ninguno de ellos puede, por sí sólo, asegurar el diagnóstico. Las
tinciones histológicas más utilizadas son la tinción de metenamina de plata y
la de hematoxilina-eosina, aunque esta última no es útil cuando los tejidos
están necrosados. La visualización en histología debe ser confirmada con el
aislamiento en cultivo, ya que las hifas de Aspergillus son
indistinguibles de las de Pseudallescheria boydii o Fusarium spp. Aspergillus
crece bien en casi todos los medios de cultivo, tanto para bacterias como
para hongos, aunque muchas especies son sensibles a la cicloheximida. La
temperatura óptima de crecimiento es de 37º C pudiendo ser visibles los
micelios a las 48 horas de incubación.En ocasiones no es posible obtener una
biopsia y el diagnóstico debe basarse solamente en los datos microbiológicos y
en las manifestaciones clínicas. La visualización de hifas sugestivas de Aspergillus
(hifas hialinas septadas de unos 2 μm de diámetro con ramificaciones
dicotómicas en ángulos de 45º) en el examen directo de la muestra suele ser un
dato con un alto valor predictivo de enfermedad en el contexto clínico
adecuado. Algunos autores han demostrado recientemente que la centrifugación de
la muestra y el examen en fresco del sedimento incrementa de forma importante
la utilidad de este procedimiento. La visualización directa se realiza con KOH,
con o sin componentes fluorescentes, como el blanco de calcoflúor. El examen en
fresco para hongos de muestras procedentes de pacientes inmunodeprimidos debe
ser realizado con rapidez y atención y por un experto, dado que la información
que de él emane puede ser de trascendencia vital para el paciente. Por otra
parte, es importante recordar que con frecuencia las muestras se han obtenido
mediante técnicas agresivas para el paciente (fibrobroncoscopias, biopsias,
punciones, etc.) por lo que son difíciles de reemplazar. El aislamiento de Aspergillus
de una muestra respiratoria de un paciente inmunodeprimido tiene un elevado
valor predictivo positivo, aunque debe siempre considerarse la posibilidad de
contaminación o de que refleje una mera colonización del tejido afectado. En
cualquier caso, es un hallazgo que debe informarse con rapidez al médico
responsable. En un estudio reciente realizado por Horvath y Dummer se comprobó
que el valor predictivo positivo del cultivo de Aspergillus oscilaba entre el
82% de los trasplantados de médula ósea y el 14% en los pacientes seropositivos
para el VIH. El aislamiento de numerosas colonias de Aspergillus, o hacerlo
repetidamente, apoya la significación clínica de un resultados microbiológico.
Las pruebas
inmunológicas de detección de anticuerpos constituyen un método diagnóstico de
gran utilidad en los aspergilomas, ya que aproximadamente el 90% de los
pacientes poseen anticuerpos detectables. La técnica más utilizada es la de
inmunodifusión, aunque se han desarrollado otras con mayor sensibilidad, como
el enzimoinmunoensayo (ELISA, BALISA),radioinmunoensayo y métodos de
inmunofluorescencia indirecta. A diferencia de lo que ocurre con el
aspergiloma, estas técnicas no son útiles en el diagnóstico de API.
Se están estudiando
diversos métodos de detección de antígenos, como el galactomanano, o de sus
metabolitos, como el d-manitol, tanto en el suero como en la orina u otros
líquidos corporales. Las técnicas habitualmente utilizadas son el
enzimoinmunoensayo, el immunoblotting y el radioinmunoensayo. Aunque
estos métodos tienen una gran especificidad, su sensibilidad no es muy alta,
debido al rápido aclaramiento de los antígenos del suero, que hace necesario un
seguimiento prospectivo y seriado de los pacientes. En la actualidad no forman
aún parte del conjunto de técnicas diagnósticas habitual en nuestros
hospitales.
El desarrollo de
técnicas de biología molecular o de detección antigénica puede dar lugar a
métodos muy sensibles y rápidos que favorezcan el pronóstico de las
aspergilosis más graves. Recientemente se ha desarrollado una PCR que amplifica
una región de ADN ribosomal muy específica de Aspergillus fumigatus cuyos
resultados preliminares son muy alentadores por su elevada sensibilidad y
especificidad.
TRATAMIENTO
En las onicomicosis
el tratamiento de elección es la extirpación de la uña afectada o,
preferiblemente, la aplicación de sustancias queratolíticas como la urea o el
tratamiento con antifúngicos como el itraconazol. Las otomicosis se tratan
mediante la limpieza del conducto auditivo y con medidas correctoras de los
factores locales predisponentes. Los aspergilomas son con frecuencia tratados
quirúrgicamente, sobre todo cuando se acompañan de hemoptisis o invasión local.
Cuando el procedimiento quirúrgico está contraindicado o en casos leves, el
tratamiento con itraconazol ha dado buenos resultados. Se han utilizado también
instilaciones intracavitarias con diversos antifúngicos, con resultados
variables.La anfotericina B intravenosa, a dosis de 0,7-1,5 mg/Kg/día, ha sido
tradicionalmente el tratamiento de elección para pacientes con aspergilosis
invasiva. En una revisión reciente de 2.121 casos de aspergilosis hubo una
respuesta favorable a la anfotericina B en el 55% de los pacientes, aunque en
trasplantados de médula ósea y en casos de aspergilosis cerebral la tasa de
mortalidad fue superior al 95%.La gran toxicidad de la anfotericina B ha dado
lugar a la difusión del uso de derivados lipídicos, como la anfotericina
liposomal, el complejo lipídico y la dispersión coloidal. Estas formulaciones
disminuyen de forma muy importante la toxicidad y permiten administrar dosis
mucho más elevadas (hasta 5mg/Kg/día). Su principal problema es su elevado
precio.El itraconazol es otro fármaco activo frente a Aspergillus que
puede utilizarse bien como tratamiento de primera línea o como tratamiento de
consolidación tras la administración inicial de anfotericina B. Se han obtenido
buenos resultados con este fármaco en afecciones pulmonares, óseas y
pericárdicas, entre otras. Es muy conveniente controlar los niveles séricos y
prestar especial atención a las posibles interacciones medicamentosas. Se ha
utilizado también combinaciones de anfotericina B con otros antifúngicos como
la 5-fluorocitosina, o con rifampicina, aunque no hay resultados concluyentes.
En caso de
endocarditis la sustitución valvular es el tratamiento de elección, mientras
que en la endoftalmitis es necesario practicar una vitrectomía y administrar
anfotericina B intravítrea y sistémica. El tratamiento quirúrgico de otras
aspergilosis invasivas depende tanto del estado inmunológico del paciente como
de la forma clínica.
QUIMIOPROFILAXIS
Los enfermos
neutropénicos con historia de aspergilosis pulmonar deben recibir anfotericina
B intravenosa en cada episodio de aplasia para evitar recidivas. Actualmente se
están realizando estudios sobre la eficacia profiláctica de instilaciones o inhalaciones
nasales de anfotericina B en pacientes neutropénicos y trasplantados pulmonares;
aunque el fármaco es bien tolerado, no hay aún resultados concluyentes sobre su
eficacia. Otra forma profiláctica actualmente en estudio es la combinación de
itraconazol oral con y sin anfotericina B intranasal.
HORVARTH JA, DUMMER S. The use of respiratory-tract cultures in the diagnosis of invasive pulmonary aspergillosis. Am J Med 1996; 100:171-178.
KWON-CHUNG KJ, BENNETT JE. Aspergillosis. En: Medical Mycology. Lea & Febiger, Philadelphia, 1992, pp. 201-247.
BENNETT JE. Aspergillus species. En: Mandell GJ, Bennett JE, Dolin R. Principles and practice of infectious diseases (4ª ed)
HECHO POR LA ALUMNA: Deni Castro López
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